martes, febrero 10, 2009

Fust


Hoy he visto a una viejecita que podía ser yo misma dentro de ciencuenta años, llevaba un broche en el pelo muy parecido al mío. Pero ella en la nuca. Sonreía, pequeñita como yo. Me ha mirado y creo que ha pensado lo mismo pero al revés. Ha sido uno de esos momentos en los que hay que sujetarse al asiento para no salir volando. Después Antonia me ha contado cosas de Paris que me han dado mucha envidia, como que estuvo en una fiesta en la que había un gato negro . Y de vuelta, otra vez en el bus, mientras pensaba en alguien por culpa de una canción, he mirado de refilón el libro(*) que leia el señor de mi lado, y en una de las páginas, entre lineas, estaba escrito el nombre de ese alguien.

He notado como el corazón me daba un mordisco.





La casa azul -Esta noche solo cantan para mí-

(*)"Memoria de mis putas tristes" de Gabriel García Marquez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres ese tipo de chicas con las que es imposible aburrirse....
No me aclaro con esto pero prometí dejarte algo. Y gracias por tus consejos "femeninos" y aguantar mis rollos el otro día.

Besos Pirri